martes, 5 de abril de 2016

Se incluyen, a continuación, una serie de sugerencias y consejos prácticos en relación con los cuidados del recién nacido, elaborados por los profesionales que constituyen la Comisión paritaria de Pediatría del Área Sanitaria 10 de Madrid (Getafe). Consulte sus dudas a su médico ó a personal sanitario cualificado.
Durante la estancia en la maternidad, su hijo habrá sido revisado por el pediatra y se le habrán realizado los procedimientos diagnósticos y preventivos pertinentes. Antes del alta le entregarán un informe donde constarán estas actuaciones.
Cuando esté de vuelta en casa, pónganse en contacto con su Centro de Salud para solicitar pediatra y citar al recién nacido, aproximadamente a los 7 días de edad.
La ictericia (color amarillento de la piel) es frecuente en el bebé durante los primeros días de vida. Si, una vez en casa, notaran que ese tono amarillo se hiciera más intenso, deberán consultarlo a su pediatra.
El número de las deposiciones de un recién nacido es muy variable, y puede ir de 6 ó más al día hasta una cada 2-3 días. Su aspecto también cambia: al principio son negras y pegajosas (meconio), luego verdosas con grumos y más tarde amarillas y líquidas.
No es raro que al nacer, tanto los niños como las niñas, tengan los pechos algo abultados. Esta situación es normal y se debe a las hormonas de la madre que han pasado al hijo durante el embarazo. Con el tiempo la situación se resuelve sola.
Algunas niñas recién nacidas tienen una pequeña menstruación al principio de su vida. Esto también es normal y no debe alarmarles.


Las manos han de estar siempre limpias al tocar al niño, ya que son el mayor vehículo de infecciones.
La habitación debe estar bien ventilada, a una temperatura agradable y sin corrientes de aire. Si hay calefacción, pongan un recipiente con agua para que el ambiente esté húmedo.
Coloquen al niño boca arriba o de lado en la cuna para dormir, es la postura más segura. No le pongan almohada.
Desde su nacimiento, el bebé necesita manifestaciones de afecto cuando está despierto: cogerle en brazos, acariciarle, hablarle o cantarle. Ningún niño se "malea" con esto.
El llanto no siempre es por hambre, sino también por calor o frío, dolor, sueño, etc. Cuando llore su hijo, atiéndanle lo antes posible.

Deben confiar en su propio sentido común y en su capacidad para cuidar al niño, si la madre se encuentra muy cansada, nerviosa o triste, lo mejor es pedir ayuda a otras personas.
No fumen en presencia del niño, porque él también respira el humo y además es causa frecuente de quemaduras accidentales.
En general no es aconsejable ofrecer el chupete a niños alimentados al pecho, pues dificulta el inicio y disminuye la duración de la lactancia materna. No obstante, si su hijo lo usa, lávenlo con agua cada vez que se caiga, hiérvanlo con frecuencia y cámbienlo por uno nuevo de vez en cuando.
Eviten en lo posible el contacto del niño con personas con enfermedades contagiosas (gripe, catarro, etc.)


El baño será diario desde el primer día de vida, con jabón o gel neutro y con una esponja destinada para este fin. No importa mojar el ombligo y no hay que esperar a que se caiga para bañarlo. La temperatura del agua deberá rondar los 35ºC. Compruebe que sea agradable metiendo el codo en el agua.
Los genitales necesitan aseo frecuente con agua y jabón, procurando que en las niñas no se introduzcan residuos de heces (limpiar de delante hacia atrás).
Vistan al niño de manera que la ropa no le comprima, evitando que sude. Eviten ropas que puedan soltar pelusa o pelo. Laven con jabón neutro para ropa delicada, sin utilizar lejía ni suavizante.
Las uñas deben cortarse cuando la longitud sea excesiva, siempre de forma recta y con tijeras de punta redondeada o cortaúñas.
La lactancia materna es la mejor para el niño y la madre. Proporciona el alimento que el bebé necesita y de la mejor forma que éste puede digerirlo, además de una serie de defensas naturales que le protegen frente a ciertas enfermedades y reacciones alérgicas.
Cuanto antes le ofrezca el pecho a su hijo después del nacimiento, antes él aprenderá a mamar y antes le "subirá" la leche a usted.
El pecho no debe tener un horario estricto. Póngale a mamar cuando crea que tiene hambre, pero no antes de transcurridas 2 horas desde la última vez (el pezón no es un chupete). Téngale al pecho el tiempo que él necesite. Más adelante todo se irá regulando solo.
Los primeros días la leche es más "clara" (calostro) y es la que le conviene a su hijo. Por lo general los bebés no necesitan que se les ofrezca agua, salvo quizás en los meses más calurosos.
No se obsesione con el peso del niño, confíe en su capacidad para alimentarlo. Lo normal es que usted pueda criarlo al pecho sin ningún problema. Recuerde de todas formas que en los primeros días de vida los recién nacidos siempre pierden peso. ¡Esté tranquila, es más fácil de lo que parece!

Forma de dar el pecho
Relájese y póngase confortable.

Siente al niño en su regazo, sujetando su cabeza y espalda con el antebrazo y sus nalgas con la mano, de forma que la cara y los hombros del bebé se enfrenten con su pecho, y el vientre del niño con el suyo.
Aproxime la boca del niño a su pezón y no se preocupe, que él hará el resto.
Haga un descanso en mitad de la toma para que eructe y repítalo al final.
Comience en cada toma con el pecho que le ofreció en último lugar en la toma anterior.
Si tiene dudas, no dude en consultarlas antes de volver a su casa.
Si nota que la leche le gotea entre tetada y tetada, cubra los pezones con un "protege mamas".
Lávese los pechos diariamente en la ducha, como parte de la higiene general cotidiana. Póngase vestidos sueltos y que no opriman el busto.
En caso de utilizarse, se hará con una fórmula adaptada.
Debemos insistir en la higiene de las manos antes de preparar el biberón. Hiervan los biberones y tetinas antes de su uso.
La cantidad de leche por toma, así como los incrementos sucesivos, dependerán del apetito del niño, manteniendo siempre la proporción de 30 c.c. de agua por cacito raso de polvo. Pongan en el biberón primero el agua y luego añadan el polvo.
Ofrézcanselo cuando la leche esté tibia. El agua se puede hervir cada 24 horas (mínimo 10 minutos de ebullición).
El biberón se puede calentar en un microondas, teniendo la precaución de agitarlo una vez calentado y siempre comprobando su temperatura antes de ofrecérselo al bebé.
Incorporen al niño tras la toma para que expulse el aire.


Limpien el ombligo con agua y jabón cada vez que le cambien el pañal, luego séquenlo bien con una gasa.
Al caer el ombligo se debe limpiar y secar muy bien entre los pliegues.
No le pongan faja ni ombliguero.
Si lo notan maloliente o presenta supuración, deben consultar a su pediatra.

Nunca dejen al niño solo en casa. Tampoco lo deben dejar sobre una mesa o cama sin barandilla, pues podría rodar y caer al suelo.
No le pongan cadenas, cintas ni cordones al cuello. No utilicen sortijas ni pendientes que le puedan hacer daño. Si se usan imperdibles, deben llevar cierres de seguridad.
Si el niño toma el sol, debe ser en las horas de menor calor, con la cabeza cubierta y utilizando una crema con filtro solar (factor 15 o más).
A la hora de subirle al automóvil, recuerden que el niño pertenece al Grupo 0 de Seguridad Infantil (por debajo de 10 Kg). Deben usar una silla homologada para este grupo, etiquetada con una E de color naranja, dispuesta en sentido contrario al de la marcha (mirando hacia atrás) y sujeta con el cinturón de seguridad del vehículo. Nunca coloquen la silla del bebé en el asiento delantero si disponen de "air bag" para el acompañante; aunque les pueda extrañar, resulta peligroso.


Desde que llegan a casa, los bebés pueden salir de paseo a diario. Esto constituye un estímulo para el desarrollo del niño. En invierno sáquenlo en horas soleadas y abrigado, y en verano preferentemente en las horas menos calurosas y ligero de ropa.





                                     




Natalia Andrea Henao Hincapié    


No hay comentarios:

Publicar un comentario