Se incluyen, a continuación, una serie de sugerencias y
consejos prácticos en relación con los cuidados del recién nacido, elaborados
por los profesionales que constituyen la Comisión paritaria de Pediatría del Área Sanitaria 10 de
Madrid (Getafe). Consulte sus dudas a su médico ó a personal
sanitario cualificado.
Durante la estancia en la maternidad, su hijo habrá sido
revisado por el pediatra y se le habrán realizado los procedimientos
diagnósticos y preventivos pertinentes. Antes del alta le entregarán un informe
donde constarán estas actuaciones.
Cuando esté de vuelta en casa, pónganse en contacto con
su Centro de Salud para solicitar pediatra y citar al recién nacido,
aproximadamente a los 7 días de edad.
La ictericia (color amarillento de la piel) es frecuente
en el bebé durante los primeros días de vida. Si, una vez en casa, notaran que
ese tono amarillo se hiciera más intenso, deberán consultarlo a su pediatra.
El número de las deposiciones de un recién nacido es muy
variable, y puede ir de 6 ó más al día hasta una cada 2-3 días. Su aspecto
también cambia: al principio son negras y pegajosas (meconio), luego verdosas
con grumos y más tarde amarillas y líquidas.
No es raro que al nacer, tanto los niños como las niñas,
tengan los pechos algo abultados. Esta situación es normal y se debe a las
hormonas de la madre que han pasado al hijo durante el embarazo. Con el tiempo
la situación se resuelve sola.
Algunas niñas recién nacidas tienen una pequeña menstruación
al principio de su vida. Esto también es normal y no debe alarmarles.
Las manos han de estar siempre limpias al tocar al niño,
ya que son el mayor vehículo de infecciones.
La habitación debe estar bien ventilada, a una
temperatura agradable y sin corrientes de aire. Si hay calefacción, pongan un
recipiente con agua para que el ambiente esté húmedo.
Coloquen al niño boca arriba o de lado en la cuna para
dormir, es la postura más segura. No le pongan almohada.
Desde su nacimiento, el bebé necesita manifestaciones de
afecto cuando está despierto: cogerle en brazos, acariciarle, hablarle o
cantarle. Ningún niño se "malea" con esto.
El llanto no siempre es por hambre, sino también por
calor o frío, dolor, sueño, etc. Cuando llore su hijo, atiéndanle lo antes
posible.
Deben confiar en su propio sentido común y en su
capacidad para cuidar al niño, si la madre se encuentra muy cansada, nerviosa o
triste, lo mejor es pedir ayuda a otras personas.
No fumen en presencia del niño, porque él también respira
el humo y además es causa frecuente de quemaduras accidentales.
En general no es aconsejable ofrecer el chupete a niños
alimentados al pecho, pues dificulta el inicio y disminuye la duración de la
lactancia materna. No obstante, si su hijo lo usa, lávenlo con agua cada vez
que se caiga, hiérvanlo con frecuencia y cámbienlo por uno nuevo de vez en
cuando.
Eviten en lo posible el contacto del niño con personas
con enfermedades contagiosas (gripe, catarro, etc.)
El baño será diario desde el primer día de vida, con
jabón o gel neutro y con una esponja destinada para este fin. No importa mojar
el ombligo y no hay que esperar a que se caiga para bañarlo. La temperatura del
agua deberá rondar los 35ºC. Compruebe que sea agradable metiendo el codo en el
agua.
Los genitales necesitan aseo frecuente con agua y jabón,
procurando que en las niñas no se introduzcan residuos de heces (limpiar de
delante hacia atrás).
Vistan al niño de manera que la ropa no le comprima,
evitando que sude. Eviten ropas que puedan soltar pelusa o pelo. Laven con
jabón neutro para ropa delicada, sin utilizar lejía ni suavizante.
Las uñas deben cortarse cuando la longitud sea excesiva,
siempre de forma recta y con tijeras de punta redondeada o cortaúñas.
La lactancia materna es la mejor para el niño y la madre.
Proporciona el alimento que el bebé necesita y de la mejor forma que éste puede
digerirlo, además de una serie de defensas naturales que le protegen frente a
ciertas enfermedades y reacciones alérgicas.
Cuanto antes le ofrezca el pecho a su hijo después del
nacimiento, antes él aprenderá a mamar y antes le "subirá" la leche a
usted.
El pecho no debe tener un horario estricto. Póngale a
mamar cuando crea que tiene hambre, pero no antes de transcurridas 2 horas
desde la última vez (el pezón no es un chupete). Téngale al pecho el tiempo que
él necesite. Más adelante todo se irá regulando solo.
Los primeros días la leche es más "clara"
(calostro) y es la que le conviene a su hijo. Por lo general los bebés no
necesitan que se les ofrezca agua, salvo quizás en los meses más calurosos.
No se obsesione con el peso del niño, confíe en su
capacidad para alimentarlo. Lo normal es que usted pueda criarlo al pecho sin
ningún problema. Recuerde de todas formas que en los primeros días de vida los
recién nacidos siempre pierden peso. ¡Esté tranquila, es más fácil de lo que
parece!
Siente al niño en su regazo, sujetando su cabeza y
espalda con el antebrazo y sus nalgas con la mano, de forma que la cara y los
hombros del bebé se enfrenten con su pecho, y el vientre del niño con el suyo.
Aproxime la boca del niño a su pezón y no se preocupe,
que él hará el resto.
Haga un descanso en mitad de la toma para que eructe y
repítalo al final.
Comience en cada toma con el pecho que le ofreció en
último lugar en la toma anterior.
Si tiene dudas, no dude en consultarlas antes de volver a
su casa.
Si nota que la leche le gotea entre tetada y tetada,
cubra los pezones con un "protege mamas".
Lávese los pechos diariamente en la ducha, como parte de
la higiene general cotidiana. Póngase vestidos sueltos y que no opriman el
busto.
En caso de utilizarse, se hará con una fórmula adaptada.
Debemos insistir en la higiene de las manos antes de
preparar el biberón. Hiervan los biberones y tetinas antes de su uso.
La cantidad de leche por toma, así como los incrementos
sucesivos, dependerán del apetito del niño, manteniendo siempre la proporción
de 30 c.c. de agua por cacito raso de polvo. Pongan en el biberón primero el
agua y luego añadan el polvo.
Ofrézcanselo cuando la leche esté tibia. El agua se puede
hervir cada 24 horas (mínimo 10 minutos de ebullición).
El biberón se puede calentar en un microondas, teniendo
la precaución de agitarlo una vez calentado y siempre comprobando su
temperatura antes de ofrecérselo al bebé.
Incorporen al niño tras la toma para que expulse el aire.
Limpien el ombligo con agua y jabón cada vez que le
cambien el pañal, luego séquenlo bien con una gasa.
Al caer el ombligo se debe limpiar y secar muy bien entre
los pliegues.
No le pongan faja ni ombliguero.
Si lo notan maloliente o presenta supuración, deben
consultar a su pediatra.
Nunca dejen al niño solo en casa. Tampoco lo deben dejar
sobre una mesa o cama sin barandilla, pues podría rodar y caer al suelo.
No le pongan cadenas, cintas ni cordones al cuello. No
utilicen sortijas ni pendientes que le puedan hacer daño. Si se usan
imperdibles, deben llevar cierres de seguridad.
Si el niño toma el sol, debe ser en las horas de menor
calor, con la cabeza cubierta y utilizando una crema con filtro solar (factor
15 o más).
A la hora de subirle al automóvil, recuerden que el niño
pertenece al Grupo 0 de Seguridad Infantil (por debajo de 10 Kg). Deben usar
una silla homologada para este grupo, etiquetada con una E de color naranja,
dispuesta en sentido contrario al de la marcha (mirando hacia atrás) y sujeta
con el cinturón de seguridad del vehículo. Nunca coloquen la silla del bebé en
el asiento delantero si disponen de "air bag" para el acompañante;
aunque les pueda extrañar, resulta peligroso.
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